La autocomplacencia está reñida con el seguimiento de la satisfacción del
cliente, lo que más importa es lo que opine el cliente. Aquí se rescata el
célebre: el cliente siempre tiene razón, y si no la tiene, se aplica la
primera regla. Más claves sobre la aplicación de este requisito las podemos
encontrar en su hermana: ISO 9004: Allí
se nos dice que el seguimiento y la medición de la satisfacción del cliente se
basa en la revisión de información relacionada con el cliente, y que la
recolección de esta información puede ser activa o pasiva. Indica que se deben reconocer
las múltiples fuentes de información, y que se deben establecer procesos
eficaces para recolectarla. Ejemplos de información sobre la satisfacción
del cliente:1 Encuestas rellenadas por el cliente: la organización pregunta al cliente de forma activa.
2
Quejas del cliente: fuente de información de incalculable valor a
disposición de la organización sin mayor trabajo que tomar nota de ellas.
3
Opiniones del cliente sobre los
productos: el cliente expresa su opinión
respecto al producto, la organización obtiene su opinión de forma pasiva.
4
Requisitos del cliente e
información del contrato: qué quería el cliente, qué le
hemos dicho que le íbamos a dar, y qué le hemos entregado. Búsqueda activa de
información indirecta sobre la satisfacción del cliente.
5 Necesidades
del mercado: qué está esperando el cliente y
qué estamos ofreciendo nosotros. El cliente tiene expectativas, pero unas más
importantes que otras. Conocer en qué medida nuestros puntos fuertes coinciden
con lo que el cliente espera es obtener información indirecta sobre su
satisfacción de forma activa.
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